jueves, 22 de octubre de 2009

INVITACIÓN DE BAUTÍSMO




ACTO DE MAGIA I

QUE LA MAGIA NO EXÍSTE??

QUE NO HAY MILAGROS MÁGICOS??

Hoy salí temprano de casa y llovía, como dijera una amiga: “como para hacer dulce” entiéndase, mucho, mucho). Las magas no usamos paraguas nunca, creo que no hay nada más sano que regarse de vez en cuando.

Deberíamos aprovechar a regarnos hoy, mañana… quién sabe.

La cuestión es que en estos días de riego por goteo, que debería disfrutar a pleno, suelo encontrarme con la desidia y el egocentrismo del mundo que usa paraguas.

Qué tienen en la cabeza?!! – me pregunto.

Paraguas, si, ya sé!!

Fíjense si será malo utilizarlos que al no regarse naturalmente, esas personas se van secando y finalmente hacen cosas tales como usar sus paraguas de espada o escudo y andan volteando gente por la calle, al mejor estilo “torneo medieval”…
- ¡cómo me gustaban esos torneos, siempre iba a verlos!
Como sea, estos de hoy en día, no tienen necesidad de subirse a un caballo… aunque la mayoría, ya está subida a esos inmensos caballos virtuales en los que anda la gente de hoy en día, esos del “acá voy yo”.

Como verán no estaba disfrutando mucho de mi regada, ya que debía enfrentarme a tanto caballo suelto que me envestía y estaba comenzando a enojarme… porque las magas, también nos enojamos… con enrojecimiento de cara y ojos incluido; cuando esperando en la parada del colectivo “sin techito” y en mi mejor estado de sopa caldosa con poco fideo… se me acercó una niña de unos 20 años con su paraguas rosado y me ofreció reparo.

Instantáneamente pensé dos cosas:

- Hay quienes usan paraguas rosados para no pasarse en el riego, ya que mucha agua pudre las raíces…

- Hay quién aprende que la magia puede estar también en una mañana lluviosa, bajo un paraguas rosado.

Desde ayer, voy por la vida con un paragüitas rosado, por más maga que sea, yo tampoco quiero que se pudran mis raíces.




ACTO DE MAGIA II

Dicen que Madrid se parece a Buenos Aires, tal vez sea al revés… Aunque quién tiene la certeza, de ¿cuál apareció primero?
Este es otro beneficio de ser maga, una puede saber a ciencia cierta, que eso lo decidimos nosotros. Los tiempos, los lugares, las sonrisas, nacen dónde y cuándo lo decidimos.

José, un mago amigo, (porque ya hablamos que esto no es cuestión de sexos), que vive por “las Uropas”, tiene su propia teoría sobre “paraguas” y “bañadores” (trajes de baño), pero por ahora, les cuento el tema de los paraguas.

El ´93 fue un año lluvioso en todo el planeta, me acuerdo bien porque nadie me pidió más agua; parece que en todos lados estaban conformes. Creo recordar, que incluso en algún lugar me pidieron cesar con las precipitaciones. Aprovecho para avisarles a todos respecto de las situaciones climáticas: eso pertenece a otra esfera, y no hablo del Servicio Meteorológico, sino más bien de “Los Altos mandos”. Yo puedo solucionarles una tormentita, un poco de viento, una nieve en primavera, pero si estamos hablando de TODO UN TEMPORAL, tienen que ir directo al Poder Ejecutivo.

Aclarado este tópico, continúo.

Josecito andaba por las calles madrileñas, ahí cerca de la Plaza de Neptuno, cuando impulsado por vaya a saber qué decisión abrupta, se lanzó del bus en el que viajaba, directo a la mojada calle y al grisáceo cielo. Pero como suele pasar, cuando uno se sobresalta y no pregunta a su mago interior, recién al poner un pie en la acera se dio cuenta que se había bajado del motorizado transporte, unas cuadras antes. Por suerte, hombre precavido, llevaba su plano de mano… que más bien era un mega-hiper-macro-plano, de esos que uno tarda treinta minutos para desplegar y entender, estando en la tranquilidad del escritorio de nuestra casa, pero en la situación de temporal, “garua, llovizna y frío”… como dijera el tango, a este pobre hombre se le complicó la cosa y terminó enredado en un mar de acuosos dibujitos de calles con nombres ilegibles y colores descoloridos, en una función que duró casi cincuenta interminables minutos.

El paraguas, se preguntarán ustedes…

No hacía falta, él es tan amable y considerado, que había decidido dar un espectáculo “a la gorra” de sus habilidades de ubicación y logística, para un grupo de japoneses que ya llegaba a la Plaza. Todos morían por sacarse una foto con él y se preguntaban a viva voz, a qué hora era la segunda función…!!